...NO SE PREOCUPE, SEÑOR, ES MUY SENCILLITO CONFIGURAR EL PROGRAMADOR...

eso me decía el jardinero que me dejó instalado el programador automático de mi riego por aspersión mientras el tío se iba de casa con una sonrisa malévola.

Yo ya sabía que me estaba metiendo en una guerra de la que no podría salir fácilmente. Me sentía como el presidente Johnson antes de entrar en el conflicto de Vietnam... (por cierto, a este presidente le salió mejor su línea de champús para niños que el tema bélico)

Pues nada, el programador era tan sencillo que mi césped es ahora amarillo intenso, muy intenso y muy seco.

Menos mal que hay gente de la blogosfera -mi amigo Salva- que se habla de tú a tú con los teclados, pantallas y ratones (yo sólo me hablo con el ratoncito Pérez). Y ahí estuvo... pegándose con el sencillísimo software del riego para que mi césped sea verde y mi recibo del Canal de Isabel II sea rojo.